Amado Señor,
Al concluir este día, vengo ante Ti con un corazón lleno de gratitud por cada bendición y aprendizaje que me has concedido. Cada instante vivido es testimonio de Tu amor y providencia, y por ello te doy gracias. En la quietud de esta noche, me postro ante Tu presencia, buscando no sólo el descanso físico, sino también el reposo espiritual en Tus brazos amorosos.
Te entrego, Señor, cada preocupación, cada desafío y cada inquietud que pueda haber en mi mente. Confío en que, mientras duermo, Tú trabajas en mis problemas, convirtiendo las dificultades en bendiciones y las tristezas en alegrías. Te pido que, con tu manto protector, cubras mi hogar y a mis seres queridos. Que tus ángeles acampen alrededor de nosotros, defendiéndonos de cualquier adversidad.
Encomiendo a Ti mis sueños. Que sean guiados por Tu Espíritu Santo y me brinden visión, consuelo y guía. Permíteme despertar mañana con renovadas fuerzas, con la esperanza que nace de saber que un nuevo día es una nueva oportunidad para vivir bajo Tu gracia y amor.
Señor, te agradezco por la seguridad que encuentro en Ti. Aunque el mundo pueda parecer incierto, en Ti todo tiene propósito y dirección. Te pido que esta noche renueves mi fe, mi esperanza y mi amor, para que al amanecer, esté listo para ser luz en medio de la oscuridad, reflejando Tu infinito amor.
Con total confianza en Tu bondad y misericordia, me entrego a un sueño reparador, sabiendo que Tú eres el vigía que nunca duerme, y que en Ti, todo está en perfecto orden.
Amén.
Deja una respuesta