«Amado Dios, al caer la noche de este 21 de noviembre, nos reunimos en oración para expresarte nuestra más profunda gratitud. Gracias por las innumerables bendiciones que has derramado sobre nosotros, tanto las que reconocemos fácilmente como aquellas que a menudo pasamos por alto.
En esta tranquila noche, reflexionamos sobre los momentos del día y vemos tu mano en cada detalle: en la sonrisa de un amigo, en la belleza de la naturaleza, en la comida que nos nutre y en el techo que nos cobija. Gracias por estas maravillas diarias que llenan nuestra vida de alegría y confort.
Te pedimos perdón, Señor, por las veces que hemos tomado estas bendiciones por sentado, y por los momentos en los que no hemos compartido tu generosidad con los demás. Ayúdanos a ser más conscientes de las necesidades a nuestro alrededor y a actuar con generosidad y compasión.
Bendice a cada persona en nuestra comunidad y en el mundo entero. Que aquellos que están pasando por momentos difíciles puedan sentir tu consuelo y tu amor, y encontrar motivos para la gratitud incluso en medio de sus pruebas.
Mientras nos preparamos para el descanso, te encomendamos nuestro sueño. Que nuestras mentes y cuerpos se rejuvenezcan, y que al despertar, estemos listos para continuar siendo portadores de tu amor y gratitud en el mundo.
En el nombre de Jesús,
Amén.»
«Que la gratitud sea la luz que guía nuestros sueños esta noche, recordándonos las infinitas razones que tenemos para dar gracias cada día.»
Reflexión
Buenas noches, amada comunidad.
Al finalizar este día, quiero invitarlos a una reflexión sobre la gratitud, un sentimiento que transforma lo que tenemos en suficiente, y más aún, en abundancia. A menudo, en el bullicio de la vida diaria, nos olvidamos de mirar a nuestro alrededor y apreciar las pequeñas grandes cosas que forman parte de nuestro día a día.
La gratitud no es solo dar gracias por lo que es obvio, sino también por aquello que no vemos a primera vista: la salud que disfrutamos, la seguridad de un hogar, la compañía de seres queridos, e incluso los desafíos que nos fortalecen y nos hacen crecer.
En este momento de quietud, les animo a pensar en las bendiciones de su día. Tal vez fueron pequeños gestos de bondad, momentos de paz, o simplemente la oportunidad de estar aquí, viviendo y respirando. Cada uno de estos es un regalo, una muestra del amor constante de Dios.
Que esta noche, mientras descansamos, nuestros corazones se llenen de agradecimiento. Y que este sentimiento nos acompañe al despertar, impulsándonos a vivir otro día con los ojos abiertos para reconocer y celebrar cada bendición, por pequeña que sea.
Amén.
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