«Señor Dios, creador del cielo y de la tierra,
Al concluir esta semana, nos reunimos en la tranquilidad de esta noche de viernes para elevar a Ti nuestras voces en acción de gracias. Te agradecemos por cada día que nos has regalado, por el aire que respiramos, por el sol que nos calienta y por la luna que ahora ilumina nuestra gratitud.
Gracias, Padre bueno, por el trabajo de nuestras manos, por las oportunidades que nos has presentado para ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente. Agradecemos cada tarea realizada, cada proyecto iniciado, cada logro alcanzado y cada lección aprendida en los desafíos de esta semana laboral.
Bendice, Señor, a todos aquellos con quienes hemos compartido el trabajo, a nuestros colegas, clientes y superiores. Que la colaboración y el respeto mutuo sean siempre la base de nuestras relaciones laborales.
Te pedimos también por aquellos que buscan trabajo, que tu providencia se derrame sobre ellos y encuentren las puertas abiertas a nuevas y fructíferas oportunidades. Que la esperanza nunca decaiga en sus corazones y que sientan tu amor y tu guía en cada paso que dan.
Por los que han enfrentado dificultades en sus empleos, te rogamos consuelo y fortaleza. Que encuentren en Ti la paz que sobrepasa todo entendimiento y la confianza de que no hay problema que Tú no puedas resolver.
Mientras cerramos nuestros ojos esta noche, te pedimos descanso y renovación. Que podamos recargar nuestras energías para continuar siendo instrumentos de tu creación, llevando adelante la obra que nos has encomendado con alegría y esperanza.
En tus manos encomendamos nuestro descanso, confiando en que nos regalarás un nuevo amanecer lleno de tu misericordia y tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor y salvador.
Amén.»
Reflexión
Hermanos y hermanas en la fe,
Aquí estamos, al final de otra semana. Algunos días han sido largos, ¿verdad? Y otros han pasado volando. Pero cada uno de esos días ha sido un regalo de Dios, una oportunidad para vivir, para trabajar, para amar y para crecer.
En nuestra oración de esta noche, hemos dado gracias por el trabajo. Sí, ese trabajo que a veces nos cansa, que a veces nos estresa, pero que también nos da tanto. Nos da un propósito, nos permite cuidar de nuestras familias, y nos ofrece la oportunidad de ser parte de algo más grande que nosotros mismos. Es fácil olvidar, en el ajetreo de la vida diaria, detenernos y decir «gracias«. Pero aquí estamos, recordando juntos que cada oportunidad laboral, cada tarea completada, cada pequeño éxito y cada obstáculo superado, son bendiciones. Son momentos en los que, quizás sin darnos cuenta, Dios ha estado trabajando en nosotros y a través de nosotros.
Y para aquellos que están buscando trabajo, nuestra oración es un abrazo fraterno. No están solos. La comunidad está con ustedes, y Dios está con ustedes. La esperanza es esa pequeña luz que nunca se apaga, y la fe es el puente que nos lleva hacia nuevas oportunidades.
Así que, mientras nos preparamos para descansar esta noche, llevemos con nosotros un sentido de gratitud. Y recordemos que, sin importar lo que hagamos, somos valiosos a los ojos de Dios. No por nuestro trabajo, sino por ser quienes somos: sus amados hijos e hijas.
Que esta noche, el descanso repare nuestras fuerzas y nos prepare para recibir con brazos abiertos las bendiciones que Dios tiene preparadas para nosotros.
Dios les bendiga, y que tengan una buena noche.
Deja una respuesta