«Amado Señor, al recibir la luz de este nuevo día, 21 de abril, nos presentamos ante Ti con corazones expectantes y agradecidos por la vida que nos has concedido. Inspirados por las palabras de Tu sabiduría en Santiago 1:5, ‘Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, que da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada’, te pedimos humildemente que nos infundas Tu sabiduría divina para que podamos enfrentar los desafíos de este día con discernimiento y gracia.
Gracias, Padre celestial, por el regalo de este nuevo amanecer y por la promesa de Tu presencia constante en nuestras vidas. En este día, te rogamos especialmente que nos ayudes a tomar decisiones que reflejen Tu amor y Tu justicia. Que nuestra vida diaria sea un testimonio vivo de Tu bondad y Tu misericordia hacia todos.
Fortalece nuestro deseo de aprender y crecer, no solo en conocimientos humanos, sino también en entendimiento espiritual. Que podamos ser sensibles a las necesidades de los que nos rodean, y responder con compasión y empatía. Ayúdanos a ser constructores de paz y agentes de cambio en un mundo que tanto necesita de Tu luz.
Te pedimos que guíes nuestros pasos y nuestras palabras hoy, para que en todo lo que hagamos, busquemos no solo nuestro bien, sino el bienestar y el beneficio de los demás. Que este día sea una oportunidad para avanzar en nuestro camino espiritual, buscando siempre lo que es justo y bueno a Tus ojos.
Concédenos la gracia de vivir este día plenamente, conscientes de Tu amor y guiados por Tu Espíritu. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, nuestro Señor y Salvador.
Amén.»
«Que la búsqueda de la sabiduría divina ilumine nuestro camino cada día, llevándonos a vivir vidas que no solo buscan el bien, sino que activamente hacen el bien a los ojos de Dios.»
Reflexión
Queridos hermanos y hermanas, al comenzar este día lleno de nuevas oportunidades y bendiciones, me siento profundamente unido a cada uno de ustedes en nuestra búsqueda común de vivir conforme a la voluntad de Dios. La Escritura que meditamos esta mañana nos invita a buscar activamente la sabiduría de Dios, un regalo que Él ofrece generosamente a todos los que lo piden.
La sabiduría que viene de Dios no es simplemente un conocimiento intelectual o una acumulación de hechos. Es una comprensión profunda de lo que realmente importa; es ver el mundo a través de los ojos de Dios y responder a las circunstancias con discernimiento y amor. En un mundo que a menudo valora la astucia o el éxito a cualquier costo, la sabiduría de Dios nos guía hacia decisiones que promueven la paz, la justicia y la compasión.
Hoy, les animo a considerar cómo pueden aplicar esta sabiduría divina en su vida cotidiana. ¿Cómo pueden sus decisiones de hoy reflejar no solo sus deseos personales sino también el amor y la justicia de Dios? ¿De qué manera pueden usar la sabiduría que Dios ofrece para ayudar, sanar y animar a los demás?
Que este día nos encuentre dispuestos a pedir a Dios la sabiduría que necesitamos, confiando en que Él nos la dará abundantemente. Y que, a medida que avanzamos, nuestras vidas reflejen cada vez más el carácter de Cristo, llenas de amor, justicia y verdad.
Y así, queridos amigos, mientras nos disponemos a enfrentar los desafíos y alegrías de este día, que nuestro caminar sea guiado por la sabiduría de Dios, y que cada decisión y cada acción sean un reflejo de Su amor y Su gracia.
Para concluir nuestra reflexión de esta mañana, les ofrezco este pensamiento: «Que la búsqueda de la sabiduría divina ilumine nuestro camino cada día, llevándonos a vivir vidas que no solo buscan el bien, sino que activamente hacen el bien a los ojos de Dios.» Que tengan un día bendecido, lleno del conocimiento y la paz que solo Dios puede proporcionar.
Amén.
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