«Amado Padre Celestial, en la frescura y la promesa de este nuevo día, 20 de enero, nos presentamos ante Ti con espíritus agradecidos y llenos de esperanza. Hoy, deseamos enfocar nuestra oración en el tema de la fortaleza y el valor en medio de las pruebas y desafíos de la vida.
Señor, en Tu Palabra, en Josué 1:9, nos recuerdas: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas». Inspirados por estas palabras, te pedimos que nos fortalezcas con Tu poder y Tu gracia. En los momentos de duda o temor, ayúdanos a recordar que Tú estás con nosotros, brindándonos la fortaleza que necesitamos para enfrentar cualquier situación.
Te pedimos por aquellos entre nosotros que actualmente están enfrentando desafíos difíciles, ya sean problemas de salud, dificultades económicas, relaciones rotas o cualquier otra tribulación. Que sientan Tu presencia reconfortante y que Tu fuerza les de el valor para continuar.
Ayúdanos a ser una comunidad que se apoya y se fortalece mutuamente. Que nuestras palabras y acciones sean un reflejo de Tu amor y Tu consuelo para aquellos que están luchando. Que seamos un faro de esperanza y un testimonio de fe inquebrantable.
Al iniciar este día, que podamos enfrentar cada desafío con confianza y valor, sabiendo que Tú estás con nosotros, guiándonos y apoyándonos en cada paso.
Por Cristo, nuestro Señor,
Amén.»
«En la fortaleza de Dios, encontramos el valor para enfrentar cada día, no como víctimas de nuestras circunstancias, sino como vencedores en Cristo»
Reflexión
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, mientras nos reunimos en la luz de este nuevo día, el 20 de enero, quiero hablarles sobre un tema que es fundamental en nuestra jornada de fe: la fortaleza y el valor en medio de las pruebas y desafíos.
Todos nosotros, en algún momento de nuestras vidas, nos enfrentamos a situaciones que nos prueban, que nos hacen sentir débiles o temerosos. En estos momentos, es fácil sentir que estamos solos o que nuestras fuerzas no son suficientes. Sin embargo, la Palabra de Dios nos ofrece una promesa poderosa: Él está con nosotros, dándonos la fortaleza y el valor que necesitamos.
Como comunidad de fe, es importante recordar que no solo dependemos de nuestra propia fuerza. Tenemos el apoyo y la guía de Dios, y también el apoyo de nuestra comunidad. Juntos, podemos enfrentar cualquier desafío que se presente en nuestro camino.
Les animo a mirar a su alrededor y a reconocer a aquellos que pueden estar luchando. Preguntemos cómo podemos apoyarlos, cómo podemos ser un reflejo del amor y la fortaleza de Dios en sus vidas. A veces, una palabra de aliento, una oración o simplemente estar presente puede hacer una gran diferencia.
Mis queridos amigos, recuerden que en Cristo somos fuertes. Nuestra fe nos da el valor para enfrentar los desafíos, no con temor, sino con confianza y esperanza. En cada dificultad, tenemos la oportunidad de crecer, de fortalecernos y de profundizar nuestra confianza en Dios.
Para concluir, quiero dejarles con esta reflexión: «En la fortaleza de Dios, encontramos el valor para enfrentar cada día, no como víctimas de nuestras circunstancias, sino como vencedores en Cristo». Que el Señor les dé fuerza y valor en este día y en todos los días por venir.
Amén.
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