Oración de la mañana del 18 de Noviembre

«Señor Dios, creador del cielo y de la tierra,

En esta hermosa mañana del 18 de Noviembre, me postro ante Ti con un espíritu lleno de gratitud y confianza. Gracias por la maravilla de un nuevo día, por el aire que respiro y por la vida que fluye en cada ser viviente.

Hoy, quiero enfocar mi corazón y mi mente en agradecerte por todas las bendiciones que me has dado, tanto las grandes como las pequeñas. En el ajetreo de la vida diaria, a menudo olvido detenerme y agradecer por las cosas que das generosamente: la salud, la familia, los amigos, el trabajo y, sobre todo, Tu amor y presencia constante en mi vida.

Te pido, amado Padre, que me ayudes a confiar plenamente en Ti. En los momentos de incertidumbre o desafío, fortalece mi fe y recuérdame que Tú estás al control. Que pueda descansar en la seguridad de que Tu plan para mi vida es perfecto y que todo lo que sucede contribuye a un bien mayor.

Guíame en este día para ser un reflejo de Tu amor y bondad. Que mis palabras y acciones puedan ser un testimonio de la gratitud y la confianza que tengo en Ti. Ayúdame a ser una luz para aquellos que me rodean, llevando esperanza y consuelo a los corazones necesitados.

En el nombre de Jesús,

Amén.»

Reflexión

Querida comunidad,

Mientras iniciamos este 18 de noviembre, me gustaría compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la gratitud y la confianza en Dios. Vivimos en un mundo que constantemente nos empuja a mirar hacia lo que nos falta, hacia lo que aún no hemos alcanzado. Pero esta mañana, nos hemos unido en oración para recordar la importancia de agradecer por lo que ya tenemos, por las bendiciones que Dios nos ha dado.

La gratitud transforma nuestra perspectiva, nos ayuda a ver la vida a través de los ojos del contentamiento y la esperanza. Cuando nos centramos en lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, nuestros corazones se llenan de paz y nuestra confianza en Él se fortalece. Además, la confianza en Dios nos lleva a vivir con serenidad, sabiendo que Él está al timón de nuestras vidas. En las aguas tranquilas y en las tormentosas, Dios está con nosotros, guiándonos con amor y sabiduría.

Les invito, mis queridos amigos, a llevar estas reflexiones en su corazón a lo largo del día. Que cada momento de gratitud sea un paso más en nuestra jornada de fe, y que cada acto de confianza sea una luz que brille en nuestro camino.

Y recuerden siempre, «La gratitud abre las puertas del corazón y nos prepara para recibir las abundantes bendiciones de Dios».

Que estas palabras nos inspiren a vivir este día y todos los que vengan con un corazón agradecido y confiado, sabiendo que en Dios encontramos todo lo que necesitamos.

Amén.