«Señor Misericordioso,
Al recibir la luz de este nuevo día, 16 de noviembre, me postro ante Ti con un corazón lleno de esperanza y agradecimiento. Gracias por la oportunidad de vivir un día más bajo tu gracia y amor.
En este amanecer, quiero pedirte especialmente por la fuerza y valentía para enfrentar los desafíos de hoy. Inspirado por Filipenses 4:13, «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece«, te pido que me llenes de la fuerza que viene de Ti, para superar cualquier obstáculo y para actuar conforme a tu voluntad.
Te pido también por sabiduría y discernimiento. Que pueda tomar decisiones que reflejen tu amor y justicia, y que mis palabras y acciones sean un testimonio de tu bondad. Que en cada interacción de hoy, pueda ser un reflejo de tu luz en este mundo.
Por favor, cuida y protege a mi familia, amigos y seres queridos. Rodea a cada uno de ellos con tu amor y tu paz, y guía sus pasos en cada decisión y desafío que enfrenten.
Finalmente, te pido que este día esté lleno de momentos de aprendizaje, crecimiento y oportunidades para mostrar tu amor a los demás. Que mi corazón esté siempre abierto a tu guía y listo para responder a tu llamado.
En el nombre de Jesús,
Amén.»
Reflexión
Querida comunidad,
Hoy, mientras nos unimos en oración en este hermoso 16 de noviembre, quiero invitarlos a reflexionar sobre la fuerza y valentía que Dios nos ofrece. En un mundo lleno de incertidumbre y desafíos, a menudo podemos sentirnos abrumados o inseguros. Sin embargo, la promesa de Filipenses 4:13 nos recuerda que no enfrentamos estos desafíos solos.
La fuerza que Dios nos da no es solo para superar obstáculos, sino también para vivir nuestras vidas de manera que honren a Él. Esta fuerza nos permite ser valientes en nuestras convicciones, firmes en nuestra fe y amorosos en nuestras acciones.
Cada día es una nueva oportunidad para vivir de acuerdo con los propósitos de Dios, para ser luces en la oscuridad y sal en la tierra. Cuando enfrentemos momentos de duda o temor, recordemos que nuestra fuerza proviene de una fuente inagotable, nuestro Señor Jesucristo. Y al final del día, cuando miremos atrás, que podamos ver un sendero de pasos dados en fe, palabras dichas en amor y decisiones tomadas con valentía. Porque al vivir en la fuerza que Cristo nos da, estamos verdaderamente viviendo la vida que Dios planeó para nosotros.
Y como bien dice Filipenses 4:13, «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».
Que esta reflexión nos inspire a abrazar cada día con fe y valentía, recordándonos que en Cristo, tenemos todo lo que necesitamos para vivir vidas llenas de propósito y amor.
Amén.
Deja una respuesta