Oración de la mañana del 12 de Noviembre

«Amado Padre celestial,

En este hermoso domingo, nos despertamos con corazones llenos de gratitud y con el deseo de encontrarte en cada momento de nuestro día. Te damos gracias por la luz del sol que nos recuerda la luz de tu sabiduría, que brilla radiante y nos guía a través de la vida.

Padre, en este día que nos regalas, te pedimos que nos ayudes a buscar y valorar la sabiduría que nos enseñas en tus Escrituras, especialmente en la lectura del libro de la Sabiduría. Que podamos contemplar tu sabiduría en todo lo que hacemos, y que ella sea el faro que ilumine nuestro camino en cada decisión y en cada acción.

Te pedimos también, Señor, que nos llenes de la esperanza que San Pablo nos recuerda en su carta a los Tesalonicenses. En los momentos de duda o desafío, que recordemos la promesa de tu amor y tu salvación. Que esta esperanza sea la ancla de nuestras almas, manteniéndonos firmes y seguros, incluso en las tormentas de la vida.

Y en este día, Señor, inspirados por la parábola de las diez vírgenes en el Evangelio según San Mateo, te pedimos que nos des la gracia de estar siempre preparados para encontrarte. Ayúdanos a mantener nuestras lámparas llenas de fe, amor y buenas obras, para que estemos listos para recibirte en cada momento, en cada encuentro, en cada oportunidad de servirte en nuestros hermanos y hermanas.

En este domingo, te consagramos nuestras vidas, nuestras familias, nuestras alegrías y nuestras preocupaciones. Llénanos con tu Espíritu Santo para que podamos vivir este día y todos los días en tu amor y en tu presencia.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús, nuestro Señor y Salvador.

Amén.»

Reflexión

Querida comunidad,

Hoy, al reflexionar juntos sobre la oración que hemos compartido, nos encontramos con un mensaje profundamente enraizado en las lecturas de este domingo, 12 de noviembre. Cada palabra de nuestra oración matutina es un espejo de lo que Dios nos está diciendo a través de estas lecturas. Veamos cómo esto toca nuestras vidas de manera práctica y cercana.

Primero, hablamos de la sabiduría, esa luz brillante que nos guía. ¿No es cierto que todos anhelamos esa claridad en nuestras vidas? A veces, las decisiones que debemos tomar, las situaciones que enfrentamos, nos hacen sentir como si estuviéramos caminando en la oscuridad. Pero aquí estamos, recordándonos a nosotros mismos y unos a otros, que la sabiduría de Dios está siempre disponible, como un faro en la noche. No es una sabiduría lejana o inalcanzable; está aquí, en nuestra vida cotidiana, en la Palabra que leemos, en los consejos de un amigo, en la intuición del corazón que se siente en paz al tomar una decisión.

Luego, la esperanza. Ah, cuánto necesitamos de esa esperanza en los tiempos que vivimos. A veces nos sentimos agobiados por las noticias, por las preocupaciones personales, por la incertidumbre del futuro. Pero aquí estamos, en esta oración, recordándonos que nuestra esperanza no se basa en lo que vemos, sino en quien creemos. La esperanza en Cristo no es un deseo vacío; es una certeza, una roca firme en la que podemos apoyarnos. Es esa mano amiga que nos sostiene cuando sentimos que vamos a caer.

Y finalmente, la preparación. La parábola de las diez vírgenes nos habla de estar listos, de vivir con las lámparas encendidas. En nuestra vida, esto significa estar atentos, vivir con el corazón abierto a Dios, a sus sorpresas, a su presencia en cada momento. No se trata de una espera pasiva; es una actitud activa de buscar a Dios, de llenar nuestra vida con actos de amor, de fe, de servicio. Es estar listos para dar y recibir amor, para ser luz en la oscuridad de otro.

Esta oración que hemos compartido no es solo palabras; es un mapa para nuestro caminar diario. Nos recuerda a dónde mirar cuando estamos perdidos, a qué aferrarnos cuando estamos a punto de caer, y cómo vivir para estar siempre listos para el encuentro más importante de nuestras vidas: nuestro encuentro con Dios.

Que estas reflexiones nos acompañen en este día y siempre, y que juntos, como comunidad, podamos crecer en sabiduría, en esperanza y en amor.

Que Dios los bendiga y los mantenga siempre en su amor.

Amén.

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