Evangelio del día – Lecturas de hoy 5 de Noviembre de 2023

Primera lectura

Lectura de la profecía de Malaquías (1,14–2,2b.8-10)

««Yo soy el Gran Rey, y mi nombre es respetado en las naciones –dice el Señor de los ejércitos–. Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes. Si no obedecéis y no os proponéis dar gloria a mi nombre –dice el Señor de los ejércitos–, os enviaré mi maldición. Os apartasteis del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley, habéis invalidado mi alianza con Leví –dice el Señor de los ejércitos–. Pues yo os haré despreciables y viles ante el pueblo, por no haber guardado mis caminos, y porque os fijáis en las personas al aplicar la ley. ¿No tenemos todos un solo padre? ¿No nos creó el mismo Señor? ¿Por qué, pues, el hombre despoja a su prójimo, profanando la alianza de nuestros padres?»»

Palabra de Dios


Salmo responsorial

Salmo 130,1.2.3

R/. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R/.

Sino que acallo
y modero mis deseos,
como un niño
en brazos de su madre. R/.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre. R/.


Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses (29,7b-9.13)

«Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor. Recordad si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Ésa es la razón por la que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.»

Palabra de Dios


Evangelio

Lectura del santo evangelio según San Mateo (23,1-12)

«En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»»

Palabra del Señor

Reflexión del evangelio y las lecturas de hoy

Mis queridos hermanos y hermanas,

Acabamos de escuchar unas palabras poderosas en las lecturas de hoy, ¿verdad? Palabras que nos retan, que nos consuelan, y que nos invitan a mirar dentro de nuestros corazones.

Malaquías, en la primera lectura, nos habla fuerte y claro. Nos dice: «Oigan, no se desvíen del camino». Y es que a veces, sin darnos cuenta, podemos empezar a caminar por senderos que no nos llevan a Dios. Puede ser por buscar el reconocimiento de los demás, por querer tener siempre la razón, o simplemente por descuido. Pero hoy, Malaquías nos llama a volver al camino, a ese camino que nos lleva a una relación auténtica con Dios y con los demás.

Y el Salmo, ¡qué belleza! Nos invita a tener un corazón sencillo, como el de un niño en brazos de su madre. Nos recuerda que no necesitamos grandes cosas para estar en paz, solo necesitamos confiar en Dios.

Pero es en el Evangelio donde Jesús realmente nos pone a pensar. Nos advierte sobre la hipocresía, sobre decir una cosa y hacer otra. Y nos dice algo que puede sonar un poco loco para el mundo en que vivimos: «El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». En otras palabras, nos está diciendo que en el Reino de Dios, las cosas funcionan al revés. No se trata de ser el más importante, sino de servir a los demás, de ponerlos primero.

Entonces, ¿qué significa todo esto para nosotros hoy? Significa que tenemos la oportunidad de vivir de una manera diferente. De ser auténticos en nuestra fe, de tener un corazón sencillo y confiado, y de buscar la verdadera grandeza en el servicio a los demás.

Así que, mientras nos preparamos para comenzar una nueva semana, llevemos estas palabras en nuestro corazón. Pidamos la gracia de ser fieles al camino que Dios nos muestra, de confiar en Él como niños, y de encontrar nuestra grandeza en el servicio humilde.

Que Dios los bendiga y los acompañe en cada paso que den.

Amén.

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