Evangelio del día – Lecturas de hoy 19 de Noviembre de 2023

Lecturas del Domingo 33º del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Primera lectura

Lectura del libro de los Proverbios (31,10-13.19-20.30-31)

«Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.»

Palabra de Dios


Salmo responsorial

Salmo 127,1-2.3.4-5

R/. Dichoso el que teme al Señor

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.


Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses (5,1-6)

«En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas, Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.»

Palabra de Dios


Evangelio

Lectura del santo evangelio según San Mateo (25,14-30)

«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: «Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco.» Su señor le dijo: «Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.» Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: «Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos.» Su señor le dijo: «Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.» Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: «Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.» El señor le respondió: «Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»»»

Palabra del Señor

Reflexión del evangelio y las lecturas de hoy

Amigos, hoy, mientras nos acercamos a las lecturas del 19 de noviembre, quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones.

Empezando con la lectura de Proverbios sobre esa mujer hacendosa, ¿no les parece interesante cómo se destaca su valor más allá de lo material? Me hace pensar en las personas en nuestras vidas, esas que son pilares en nuestras familias y comunidades, no tanto por lo que hacen, sino por cómo lo hacen. Su valor radica en su temor a Dios, en su amor y servicio. Me recuerda a tantas personas que conozco, que con su día a día van tejiendo historias de fe y amor. Son como esos hilos invisibles que mantienen unidos a todos.

Y luego, en la carta a los Tesalonicenses, esa idea de vivir como hijos de la luz, estar despiertos y alertas. En nuestra vida diaria, con tantas distracciones, ¿cómo mantenemos esa vigilancia? No es fácil, ¿verdad? Pero es como si nos recordaran que estar despiertos en la fe no es solo para los grandes momentos, sino para cada pequeña elección que hacemos cada día.

El Evangelio de Mateo y la parábola de los talentos siempre me ha hecho pensar. Es una historia sobre usar lo que se nos ha dado. A veces, nos da miedo arriesgarnos, usar esos talentos por miedo a fallar o por pereza. Pero Jesús nos está invitando a algo más grande, a vivir de manera que realmente aprovechemos lo que Dios nos ha dado, no solo para nuestro propio beneficio, sino para el bien de los demás y la gloria de Dios.

Así que, amigos, mientras pensamos en estas lecturas, quizás podamos preguntarnos: ¿Cómo estamos reconociendo y valorando a esas personas valiosas en nuestras vidas? ¿Cómo estamos viviendo nuestra fe en lo cotidiano? ¿Estamos usando nuestros dones de la mejor manera posible?

«En la vida cotidiana, en las pequeñas acciones y decisiones, ahí es donde realmente vivimos nuestra fe y usamos los talentos que Dios nos ha dado.»

Que Dios nos ayude a reconocer y valorar lo valioso en lo cotidiano, a vivir despiertos en la fe y a usar nuestros dones con valentía y amor.

Amén.

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