Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,15-17):
«Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos.
Amén.»
Salmo responsorial
Salmo 112,1-2.3-4.5a.6-7
Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.
Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se abaja para mirar al cielo y a la tierra? Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,43-49):
«En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina.»»
Reflexión del evangelio y las lecturas de hoy
Las lecturas de hoy nos invitan a reflexionar sobre la misericordia, el arrepentimiento y la autenticidad en nuestra relación con Dios.
La Misericordia de Dios: En la primera lectura, San Pablo nos recuerda que Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores y que él mismo, considerándose el primero entre ellos, fue objeto de la inmensa misericordia de Dios. Esta enseñanza nos invita a reconocer nuestras propias faltas y a acercarnos a Dios con humildad, sabiendo que su misericordia es infinita y siempre está dispuesto a perdonarnos.
Autenticidad en la Fe: El Evangelio de Lucas nos habla de la importancia de ser coherentes en nuestra fe. No basta con llamar a Jesús «Señor» si no vivimos conforme a sus enseñanzas. Las palabras deben ir acompañadas de acciones. Así como un árbol se conoce por sus frutos, nuestra fe se manifiesta en nuestras obras. La verdadera fe se fundamenta en una relación sólida con Cristo, como una casa construida sobre roca.
La Importancia de los Cimientos: La parábola del final del Evangelio nos muestra la diferencia entre construir nuestra vida sobre cimientos sólidos (la roca) o sobre cimientos frágiles (la tierra). Aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica tienen una base sólida que les permite enfrentar las adversidades de la vida sin derrumbarse. Por otro lado, aquellos que escuchan la palabra pero no la ponen en práctica carecen de esa base firme y son más vulnerables ante las dificultades.
Las lecturas de hoy nos llaman a acercarnos a Dios con un corazón arrepentido, a vivir nuestra fe con autenticidad y a construir nuestra vida espiritual sobre cimientos sólidos. Es una invitación a la introspección, a la autenticidad y a la acción coherente con nuestra fe.
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