Lecturas de Nuestra Señora del Pilar
Primera lectura
Lectura del primer libro de las Crónicas (15,3-4.15-16;16,1-2)
«En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para trasladar el arca del Señor al lugar que le había preparado. Luego reunió a los hijos de Aarón y a los levitas. Luego los levitas se echaron los varales a los hombros y levantaron en peso el arca de Dios, tal como había mandado Moisés por orden del Señor. David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores de sus familias, para que entonasen cantos festivos acompañados de instrumentos, arpas, cítaras y platillos. Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le había preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión a Dios y, cuando David terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor.»
Palabra de Dios
Salmo responsorial
Salmo 26,1.3.4.5
R/. El Señor me ha coronado,
sobre la columna me ha exaltadoEl Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R/.Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.Él me protegerá en su tienda el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Lucas (11,27-28)
«En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.» Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»»
Palabra del Señor
Reflexión del evangelio y las lecturas de hoy
Las lecturas y el evangelio del día de Nuestra Señora del Pilar nos llevan a reflexionar sobre la bendición y la presencia divina en nuestras vidas. La mujer del evangelio proclama bienaventurada a la madre de Jesús, María, por haberlo llevado en su vientre y haberlo amamantado. Jesús, sin embargo, amplía esta bendición a todos aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Aquí, la verdadera bienaventuranza no se limita a los lazos físicos o biológicos, sino que se extiende a la relación espiritual y obediente con Dios y su palabra.
La primera lectura también nos muestra cómo David, al traer el Arca de la Alianza a Jerusalén, celebra y honra la presencia de Dios entre su pueblo, ofreciendo sacrificios y bendiciones. El Arca es vista como un símbolo de la presencia de Dios y su guía para el pueblo de Israel. David, al celebrar y honrar a Dios, muestra su devoción y su deseo de mantener a Dios en el centro de la vida de su pueblo.
Ambas lecturas nos invitan a reflexionar sobre cómo honramos y mantenemos la presencia de Dios en nuestras vidas. ¿Somos obedientes a su palabra? ¿Celebramos y agradecemos su presencia y guía en nuestras vidas? La verdadera bendición, como nos recuerda Jesús, radica en nuestra relación activa y obediente con Dios, en escuchar su palabra y ponerla en práctica en nuestras vidas. Esto nos lleva a una vida de bienaventuranza, no solo en el sentido de la felicidad, sino también en vivir en la plenitud y la presencia de Dios.
Que estas lecturas nos inspiren a buscar siempre la presencia de Dios en nuestras vidas, a escuchar activamente su palabra y a esforzarnos por vivirla cada día, encontrando así la verdadera bienaventuranza y la guía divina en nuestro caminar diario.
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